La cancha aquella de césped alto como el de una jungla en donde las piernas se cansan y los tobillos se doblan en estos agujeros inesperados en el suelo, en algunos metros la tierra asoma y crea grandes barrizales, una cancha sin malla, porque la malla es un lujo que en aquel lugar no había, es medio día y el sol encima de su cabeza no es excusa para parar, a esa edad el cuerpo no siente cuando es hora de almorzar, siempre… siempre hay energía para seguir y hacer un gol más. Ahí a su lado en la cancha está Camilo, su socio ideal en aquella jungla rompe piernas y dobla tobillos, Camilo ese cerebro que siempre veía hacía donde iba Julián para dejarle el arco servido, aquel era un gol de esos que jamás saldrá en la trasmisión del noticiero, pero sin duda quedará en la memoria de los jugadores, unos con una sonrisa, otros con frustración pero no con menos admiración y uno que otro desprevenido caminante que paró para ver aquella magistral jugada. Así recordaba sus goles en su no tan lejana adolescencia mientras miraba por la ventana como llovía a cantaros y de fondo suena en el televisor alguna de las mil de repeticiones de los partidos del Real Madrid-Barcelona.
Todo aquello parecía un sueño, ¿cómo distinguir la realidad de un sueño, o más bien una pesadilla?… El gran desafío ahora es distinto, pasamos de la táctica a no desesperarse, de la técnica a guardar la esperanza, del modelo de juego a tratar de mantener lo ganado en una cancha estando lejos de ella, aparece entonces el miedo, un miedo que tiene tantas caras como motivos, cuando este miedo tiene tantas caras emerge la ansiedad, que es un miedo en pequeñas dosis que pueden desbordarse, miedo al presente, miedo al futuro, miedo a no lograrlo, miedo a perder la oportunidad, miedo al paso del tiempo, miedo al miedo, la base del miedo, pero… ¿Qué es el miedo? Traigo una respuesta que quizás nos dé luces acerca de una manera diferente de verlo, el miedo es “la ausencia de relación con”, el miedo se pierde cuando entro en relación con aquello a lo que temo, quizás la manera de perder el miedo a los perros es acariciar la cabeza de uno…
Pero ¿cuales son los miedos de Julián? Son tantos que se mezclan en un insoportable retorcijón en su estómago, ganas de llorar, las energías parecen irse, todo es INCERTIDUMBRE… Julián tiene una vaga idea de lo que puede pasar a futuro, una leve ilusión de certeza, lo que Julián no tiene en su conciencia es que no hay seguridad alguna de lo que ocurra de aquí en adelante, sí queridos amigos, todo aquello que pensamos en este momento acerca del futuro no es más que el plano de una casa que no sabemos si podremos construir, la incertidumbre es como la gravedad, siempre estará ahí.
La incertidumbre, como todo en este mundo tiene luces y sombras, pero… ¿Cuál es la luz de la incertidumbre? Y quiero mostrar esta luz con un ejemplo muy simple con eso que tanto nos apasiona, el fútbol, que pasaría si fueras al estadio y de repente te encuentras que en la pantalla gigante sin haber comenzado el partido estuviera escrito el marcador final y quienes hicieron los goles? Sumado a esto hay otra pantalla gigante mostrando como fueron los goles, ¿Qué pensarías? Para por un momento y piensa si querrías quedarte a ver el final del juego, ¿Cuál es la esencia del juego mismo? No son frases como “el partido se acaba cuando el juez de el pitazo final” las que nos revelan que todo es incierto y todo puede pasar… ¿Cuál sería el sentido si supiéramos todo lo que va a pasar a futuro, no perdería la vida su misterio y su encanto?
La vida puede ser ese partido que comenzamos a jugar y no sabemos su marcador final, ni cuantos minutos va a adicionar el juez, ni quién nos regalará ese gol que quedará en la memoria de todos. Sin embargo, hay algo que si depende de nosotros en medio de toda la incertidumbre y es ese momento en el cual podemos dar todo de nosotros, en esa jugada en donde a pesar del cansancio no di en balón por perdido, en ese momento se escribe una nueva historia en nuestro partido, una en donde tendremos un papel importante y quizás trascendente. Las actitudes con las que afrontemos cada jugada son cruciales porque harán de este partido llamado vida un partido perdido por goleada o un partido en donde somos los ganadores y ganamos el torneo.
Julián mira como lentamente la lluvia cesa y recuerda que aún no ha realizado el entrenamiento de la tarde, toma el balón que está encima de su cama, los conos que su padre le compró para que entrenara en el patio de su casa y baja a seguir con su práctica, aquel retorcijón insoportable ha desaparecido, ahora sabe que no tiene idea de lo que va a pasar, pero sabe que el único momento en donde puede hacer algo es el presente. ¿El desafío de hoy? Lograr pegarle mejor al balón con su pierna menos hábil, sabe que la vida como el juego le traerán situaciones en donde deba salirse de su zona de confort y deberá estar lo mejor preparado posible.
Guillermo Alberto González Silva
Coach Ontológico Profesional y Deportivo
