El ejercicio de la docencia exige la búsqueda de la excelencia académica en todos los niveles, llevando a los docentes a adquirir nuevos estándares de preparación académica para ir al unísono con las nuevas exigencias que han surgido. Pero últimamente, se han presentado situaciones que suponen nuevos retos para el docente en estos tiempos de COVID-19.
A partir de aquí surge un punto de reflexión en todos los roles y profesiones, porque el conocimiento es atractivo y es poder para muchos; nos acostumbramos a estar en una zona de confort, por lo que traigo a colación la frase del filósofo Sócrates “solo sé, que nada sé”.
¿Qué pasó con el quehacer docente?
Cuando a nivel mundial quedamos atónitos, llenos de preguntas frente a una pandemia extraña llamada COVID-19 y a partir de ahí el “nada sé” se convierte en dos palabras que llevan a la realidad, y se experimenta lo que hemos vivido en diferentes instancias de nuestra vida y que nos lleva a sentir “Incertidumbre”.
Entendiendo la incertidumbre como todo aquello que despierta inseguridad, desconfianza, frente a lo desconocido. El docente también entra en juego en medio de esta incertidumbre.
¿A qué incertidumbres se enfrenta el docente en tiempos de COVID-19?
La incertidumbre inicia con una serie de sucesos que desprenden aquello que ya estaba organizado. La modificación de la metodología que se empleaba para transmitir conocimiento, que se realizaba en modalidad presencial en una ligada relación con el estudiante y docente. Uno de los principales retos del docente en tiempos del COVID-19.
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Pero ahora, el docente está en un presente debatiéndose entre creatividad, para reinventar su quehacer pedagógico y asimilar unas nuevas maneras de hacerlo. Además tiene que lidiar con sus miedos y enfrentar nuevos retos por la inestabilidad laboral; por otro lado lo social (por la amenaza de la pandemia) y de vivir duelos propios y ajenos. Otros relacionados a la violencia virtual y presencial que lleva a salvaguardar la vida, simultáneamente en compromiso de trabajar y avanzar, algunos cumpliendo y otros no.
Además, a los docentes les exigen seguir enseñando. Integrarse al mundo virtual de manera abrupta con el manejo de plataformas y vídeo-conferencias casi al cien por ciento, donde se ciñe en la mayoría de los casos con las potencialidades personales de su generación, limitadas para algunos docentes que presentan desventaja, para desenvolverse en el medio digital o tecnológico, creando presión psicológica ante las nuevas exigencias, afrontando estrés frente a lo desconocido.
Otra realidad con la que coexisten, no es la misma para el profesor universitario que para el docente de colegio del sector oficial o privado; porque deben asumir la afectación de factores externos, por ejemplo el ser profesor universitario con algunos estudiantes en extrema pobreza sin equipos básicos, un dispositivo móvil (Celular o Tablet) o pc; o ser docente rural o de lugares de extrema pobreza, sin señal de wifi.
El docente también está siendo desafiado por incertidumbres entre las informaciones falsas, curas y vacunas contra el COVID- 19 que han anunciado varios países, pero no se ven; y cambios al sistema educativo, que tiene el anhelo de retomar como en el pasado, pero las circunstancias y las experiencias en otros países demuestran que hay que ser asertivos para guardar la vida.
Igualmente las áreas personales presentan un reto del docente en tiempos del COVID-19. Ya que está confinado en su hogar, padeciendo miedo e incertidumbre diariamente con su realidad familiar, laboral, y económica. Sea soltero o no, inmerso en medio de la incertidumbre de los demás y lo que ocurre en su país, siguen enfrentándose a las mismas emociones.
¿Cómo puede el docente abrir nuevas posibilidades con las emociones que están viviendo en este tiempo de pandemia?
La incertidumbre juega con la salud mental. Es de vital importancia hacer una intervención inmediata, ya que muchos de los profesores se ven en medio de un juego de parqués; donde avanzan en diferentes ritmos y muchas veces pueden sentirse impotentes o encarcelados en esta nueva experiencia de teletrabajo.
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Luego de esta radiografía de las realidades, a partir de ésta pregunta les inspiro a tener en cuenta un aspecto importante; y es la capacidad que tienen todos los seres humanos de adaptarse dentro de un contexto de adversidad e incertidumbre y ver positivamente nuevas posibilidades. Sin embargo no todos han desarrollado las habilidades emocionales y socio-afectivas para superar los retos del docente en tiempos del COVID-19.
Por esto es importante atender su salud mental; porque sabemos que en tiempos de cuarentena y la medida de aislamiento social puede hacerlo sentir que se fracasa por tristeza, frustración, inseguridad y desconfianza.
De aquí el aporte importante de los psicólogos y coaches ontológicos; quienes pueden ampliar el observador al docente para que gestione maneras de manejar sus emociones en tiempo de pandemia. Para que de esta manera él pueda transmitir a su familia y estudiantes, mociones positivas que fortalecerán su desarrollo personal. Contribuyendo al impacto social que se desea alcanzar.
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